Desde la prehistoria, cuando el hombre aprendió a comunicarse, jamás volvió a callar.
Sinflores nace de la necesidad fehaciente del ser humano de agotar todo recurso en cuando el corazón esclaviza nuestras vidas, aquella soledad inerte que nos empuja contra una pared de desesperación y miedos ante un rechazo, un rechazo a nosotros mismos como individuos capaces de dar y entregar en vida, un corazón. Lamentablemente nuestro punto de vista, sentimientos e ideales no siempre es correspondido, o mas bien, no es entendido por el lado opuesto de la historia, a veces los ojos no son capaces de ver la magia que uno tiene, y es ahí en donde, la palabra debe ahondar en el conciente de la persona, descubrir aquella llave que detone la apertura de su alma, y nos permita tener la oportunidad de mostrar lo que queremos dar, amor.
Una flor se marchita en el camino, las palabras perduran por siempre en la mente de las personas.
Sinflores podría abrir aquella puerta por ti, mantenerte dentro será tu misión, las palabras deben tener coherencia con los actos de las personas.